La creatividad siempre es flexible
Los diseñadores deberíamos trabajar siguiendo un proceso fijo, pero con la mente abierta para añadir o restar etapas en función del contexto; desprendiéndonos de nuestros trucos y abriéndonos a nuevas perspectivas.
Otra semana, otro proyecto que se pone en marcha en the branding people. Los diseñadores y los estudios pasan años perfeccionando su proceso creativo, ajustando pequeños detalles para que el trabajo sea más eficaz, planificando los días necesarios para desarrollar un concepto creativo o un recurso gráfico, creando plazos y flujos de trabajo para entregar los proyectos en el plazo previsto. Nos pasamos días enteros planificando y un pequeño correo electrónico de un cliente puede cambiar por completo el calendario, lo que a veces es perjudicial, pero no puedo evitar preguntarme si eso es necesariamente malo.
Trabajando en un campo creativo como el nuestro, estas situaciones pueden darse con mucha frecuencia. Estamos creando sistemas de comunicación que implican imágenes, colores, tipos de letra, diferentes gustos, necesidades del cliente y del mercado, por nombrar sólo algunas cosas que entran en juego. Rara vez nos encontramos con un cliente que apruebe una propuesta en la primera ronda, ya que siempre hay pequeños -o grandes- retoques que se pueden hacer, y por duro que pueda ser recibir comentarios negativos, siempre tenemos en mente que al final, todos estamos trabajando hacia el mismo objetivo: diseñar sistemas que sean funcionales, estéticamente agradables y elocuentes con las necesidades de todos los interesados.
En tbpmx nos enorgullecemos de nuestros procesos creativos y de diseño; llevamos trabajando en ello casi 10 años y cuando decimos que algo funciona, no se basa en especulaciones, sino en pruebas empíricas reales. Los equipos anteriores y actuales han dejado su huella en estos procesos y creemos en ellos y en los resultados que han dado. Sin embargo, desde hace un año nos hemos dado cuenta de que tenemos que aceptar el cambio y convertirlo en parte del proceso creativo, y personalmente lo veo como algo que hay que acoger y aceptar.
Hemos tenido clientes que nos piden revisiones cuando no están programadas, que les enviemos mood boards cuando normalmente no lo hacemos, o llamadas rápidas para repasar una referencia visual que han encontrado después de la primera llamada de debriefing. Al final, todo esto acaba añadiéndose a las propuestas finales y siempre acabamos pensando lo estupendo que fue tener esa llamada o revisión extra.
Como profesionales creativos, protegemos nuestros diseños como protegeríamos a nuestros hijos; son una pequeña parte de nuestra mente plasmada en piezas de diseño, y a veces nuestro ego puede interponerse en el camino de la aceptación de críticas o comentarios. Tenemos que tener en cuenta que, al fin y al cabo, nuestro trabajo consiste en encontrar soluciones de diseño a las necesidades de nuestros clientes; no hacemos arte para expresarnos. Mantener la mente abierta para romper nuestros procesos y dar cabida a una petición o comentario externo -siempre que esté bien fundamentado y sea por el bien del proyecto- es una práctica que fomentamos y que hemos aprendido a hacer con cada nuevo proyecto.
Tener un proceso establecido pero una mente abierta para añadir o restar etapas en función del contexto debería ser la forma de trabajar de los diseñadores; desprendernos de nuestros trucos y abrirnos a nuevas perspectivas. La creatividad es siempre flexible, y sus procesos deben serlo también. Al final, tendrás un proyecto bello y funcional que fue visto por muchos ojos para asegurarse de que era lo mejor que podía ser, y para nosotros, esa colaboración es de lo que trata el gran diseño.
Si quieres saber más sobre nuestro proceso creativo, ¡estate atento porque pronto tendremos noticias emocionantes!