Arow Down
By Isabella Jaramillo | 08 June, 2021

La fotografía y el cine guiando el camino en el diseño

Fue entonces cuando me di cuenta de que ver películas y fotografiar entrenaba mis ojos para transmitir emociones e historias a través del color, la textura, la ropa, el atrezzo y el encuadre.

Desde muy joven, asumí con gusto el papel de fotógrafo oficial de la familia y empecé a hacer las fotos de nuestros viajes con la cámara de mi madre. Disfrutaba haciéndolo, pero no entendía por qué. Más tarde, cuando tenía 10 años, mi madre me regaló mi primera cámara Kodak. Recuerdo que me la llevaba a todas partes, al colegio, al mercado e incluso a pasear al perro. No me recuerdo sin una cámara en la mano.

Al crecer, siempre conocí a grandes fotógrafos como Jesús Abad Colorado, Sebastián Salgado, Vivian Maier y Helmut Newton. Me fascinaban sus historias, sus ángulos, su estética, sus expresiones, su tipografía, sus composiciones, su color, sus diseños y todas las cosas maravillosas que se pueden encontrar en la fotografía.

Más tarde, de adolescente, despertó en mí un sutil interés por el cine. No de una forma muy profunda, pero disfrutaba viendo a Tim Burton, Hitchcock, Almodóvar, Ingmar Bergman, Lars Von Trier y Yorgos Lanthimos; pero sobre todo a Wes Anderson. No me interesaban tanto las historias como los encuadres, los diseños, las paletas de colores, la tipografía; la dirección artística en general me parecía espectacular.

Siempre sentí la necesidad de contar historias a través de la dirección artística, mediante hilos cohesivos que en conjunto fueran estéticamente impresionantes, creando al mismo tiempo composiciones que pudieran sentirse poéticas en cualquier espacio que se les diera. Por eso empecé mi licenciatura en diseño en Medellín, Colombia; buscando satisfacer esta necesidad desesperada de objetos, historias, composiciones, tipografías y paletas de colores poéticos.

Cuanto más profundizaba en el diseño, más me daba cuenta de todas las posibilidades que tenemos los diseñadores para crear y comunicar, lo triste o lo alegre, la tragedia o el triunfo, ¡eso era todo! Eso fue lo que me hizo enamorarme de esta carrera, la capacidad que tenemos de contar historias a través de las imágenes. Es hipnotizante.

Fue entonces cuando me di cuenta de que ver películas y fotografiar entrenaba mis ojos para transmitir emociones e historias a través del color, la textura, la ropa, el atrezzo y el encuadre. Puedes labrarte un nombre, no sólo para un personaje en concreto, sino para ti mismo como director o, en este caso, como diseñador. Se trata de hacer que la gente se sienta parte de la escena. Lo mismo ocurre con una marca, los consumidores necesitan sentirse como en una película con planos precisos cuando consumen un producto o unos servicios, eso es lo que enamora a la gente.

Como diseñadores, tenemos la responsabilidad de crear entornos en los que las personas se sientan protagonistas de sus propias películas. De ahí que les permitamos contar su historia a través de las marcas o los productos que compran, porque esas marcas son el atrezzo de sus escenarios de la vida real y de los personajes siempre cambiantes que construyen a diario. Nuestro trabajo consiste en ser dramáticos, inspirarnos en esas películas y fotos que nos proporcionan la sensibilidad necesaria para crear historias, y captarlas para que permanezcan en la mente de la gente para siempre.